Adivino un expresión de sorpresa e incredulidad en algunos lectores, pero así fue. Y es que aunque pueda resultar paradójico, la estancia en el ejército apartó a estos jóvenes de un contexto familiar y social muy desfavorecido y con una gran escasez de oportunidades y recursos. En cambio, les permitió aplazar algunas decisiones importantes, como la de formar una familia, y les abrió la puerta a nuevas oportunidades, como la de adquirir una formación profesional que les resultó de gran utilidad cuando más adelante se incorporaron al mundo civil. En definitiva, esta experiencia tuvo unos efectos muy positivos para la vida de estos adultos que supieron hacer un regate al destino privaciones que les esperaba.
Este concepto de “turning point” puede aplicarse a distintas situaciones, y no siempre el cambio de trayectoria vital es para mejor, como describo a continuación.
En nuestro país la transición entre el siglo XX y el XXI se caracterizó por una cierta bonanza económica y por una gran demanda de mano de obra en algunos sectores, como la construcción. No resultó extraño que muchos jóvenes abandonasen sus estudios prematuramente atraídos por el “canto de sirenas” que suponía disponer a final de mes de un buen sueldo con el que mejorar sustancialmente su nivel de vida. Sin embargo, tras algunos años de buen vivir, estos jóvenes con escasa formación vieron como su vida cambiaba drásticamente cuando perdieron sus empleos a causa de la crisis económica que afectó fuertemente a la construcción. Sin empleo y sin formación, a estos adultos jóvenes no les aguarda un futuro muy prometedor, pues su prematuro abandono de los estudios les coloca en una posición de extrema vulnerabilidad para acceder a un mercado de trabajo en horas muy bajas. No obstante, espero ser un mal profeta, y que mi vaticinio sea tan inexacto como las predicciones de Nostradamus.
Alfredo Oliva
FVA Management - Blog
Félix Velasco
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