sábado, 31 de marzo de 2012

La medicina

Al Gobierno de Mariano Rajoy se le puede, y debe, criticar por los tiempos y las formas con que comunica sus decisiones a los ciudadanos; pero no por las decisiones propiamente dichas. Mariano Rajoy es como Harpo Marx, pero sin bocina. Se expresa a través de terceros que, siempre lejos de la oratoria y alérgicos a las prácticas dialécticas, unas veces repiten un sermón que ya habían pronunciado la semana pasada, como la titular de Empleo —¡en España ya no hay trabajo ni para señalar un ministerio!— o leen con aires de colegiala torpe una nota mal redactada, al estilo de la directora general de Política Interior, al hilo de la huelga con la que los sindicatos evocaron, antier, el estilo, el grandonismo y la doctrina de su predecesor y maestro Antonio Girón de Velasco.
Instalado en el desprecio a la información e ignorante de los medios vigentes para la comunicación social en el mundo actual, el Gobierno va haciendo sus tareas. Los Presupuestos Generales del Estado para 2012, que irresponsablemente dejó sin elaborar José Luis Rodríguez Zapatero y cuyo esbozo conocimos ayer, son duros, conllevan sufrimiento para los ciudadanos, recortan notablemente muchos capítulos del gasto público y echan por tierra algunos —no todos— los privilegios y bicocas que en España, y en todos los niveles de la Administración, tejen la púrpura del poder. Además, como parece en una primera impresión, concuerdan con lo que Europa espera de nosotros y marcan el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
Esos Presupuestos, en cuanto cumplan su trámite parlamentario, serán la medicina —una de ellas— con las que se trata de atajar la gran enfermedad económica que se incubó durante el zapaterismo y a la que contribuyeron con entusiasmo los gobiernos autonómicos, incluidos los del propio PP. La parte política de esa enfermedad degenerativa, que afecta a la propia definición del Estado, en razón del primum vivere queda pendiente. Es fácil renunciar a lo que no se tiene; pero, a la inversa, es muy difícil hacerlo con lo que sí ha estado en nuestras manos. De ahí que nadie pueda estar contento con la que se nos viene encima. Más paro para los parados y más cargas y menos servicios para quienes disfrutamos del privilegio —ya es un privilegio más que un derecho— de ganarnos el pan con el sudor de la frente. La medicina presupuestaria es amarga y desagradable, pero habrá que aplicarse en su uso para que no llegue a ser necesario, como cabe temer, el aumento de su dosis. Algo ayudaría el que Rajoy bajase de su pedestal y nos explicara a todos la razón de su proyecto y el fundamento de nuestra esperanza.
Manuel Martín Ferrand
Félix Velasco - Blog

martes, 20 de marzo de 2012

Recuperarnos de la crisis


 
Se considera que se necesitan tres años de recuperación por cada año de crisis para colocarnos al mismo nivel de cuando empezó.
Es decir, si la crisis comenzó en 2007 (mis primeras conferencias avisando de la posibilidad de la misma fueron en 2006), y este año comenzásemos la recuperación, habrían sido cinco años, que multiplicados por 3, son 15, los cuales habría que añadir al año en que empezó. Por tanto, 2007 + 15 = en el 2022 estaríamos en el mismo nivel.
Esperemos que este año comience la recuperación (si nadie mete la pata como hasta la fecha, pues perfectamente el año pasado ya hubiéramos podido comenzarla sino hubiésemos perdido el tiempo alargando inútilmente la agonía del gobierno).
La culpa principal no fue de los trabajadores (aunque si una parte proporcional de aquellos que votaron al partido ganador después de los atentados del 11M, otros por creerse la propaganda política del "estado del bienestar", otros por dejarse convencer y pedir créditos a los bancos para la compra de su vivienda, otros no ahorrar,...).
Pero los principales culpables han sido: a) el poder político, nacional y autonómico, b) después el poder judicial vendido a intereses políticos, c) también las cajas de ahorro (no bancos), formadas, en sus consejos de administración por representantes políticos, alejándose de la finalidad para la que fueron creadas, d) los ayuntamientos, que recalificaban los terrenos y daban licencias para construir.
El análisis es mucho más profundo, pues "nuestra crisis" está "sabiamente diluida" en la mundial. Nosotros, en concreto, hemos tenido diferentes crisis, no una sola: 1º - Crisis por falta de liderazgo (hoy se llama líder a cualquiera, hemos desprestigiado la esencia de esa palabra, tenemos líderes en el deporte por chutar bien un balón, en la música por ser el solista del conjunto musical, en la política por ostentar un cargo público,...) 2º - Crisis de valores, jamás tuvimos tal nivel de superstición y superchería. 3º Crisis financiera, a causa de las entidades bancarias y los especuladores bursátiles. 4º - Crisis empresarial, provocada por los ayuntamientos al deja de pagar a pequeñas y medias empresas que eran proveedores suyos, lo que ocasiona gran parte de cierres y despidos (aunque otros han tenido diferentes motivos). 5º - Crisis económica, deja de fluir el dinero y se paraliza, poco a poco, la cesta de la compra de cada día.
La conclusión es que de la crisis saldremos: a) de forma individual gracias a la tenacidad, esfuerzo e innovación de los verdaderos empresarios (no confundir con la idea de "emprendedores" que la propaganda ha difundido diciendo que cualquiera, antes de los 30 años puede hacerse millonario comenzando en su propio garaje, tal y como se cuenta en ciertas universidades, escuelas de negocio y masters, quienes también tienen su parte de culpa de la crisis); b) en pequeños grupos, que olvidarán los organigramas tradicionales e incluirán en el mismo a clientes y a proveedores.
El tema, desde luego, da para mucho más.
FVA Management - Blog
Félix Velasco

domingo, 11 de marzo de 2012

UNNIM

El sistema financiero más sano del mundo, el que era la envidia del universo por su fortaleza, acaba de adjudicar al BBVA, en subasta reglamentaria, la entidad UNNIM, resultado de la fusión de tres cajas catalanas, las de Sabadell, Terrasa y Manresa. El precio, hoy por hoy, se sitúa en menos 953 millones de euros.
Sí, han leído bien: el BBVA pagará por la compra el precio de un euro, y el Fondo de Garantía de Depósitos aportará para la operación una cifra próxima a los mil millones de euros. Cifra que se verá superada, quizá más que doblada, por el compromiso del Fondo de asumir durante diez años, el ochenta por ciento de las pérdidas que se produzcan en la cartera de activos de UNNIM.
En otras palabras, el BBVA, se queda con el tonto, siempre que reciba una cuantía que compense la insuficiencia de éste. ¿Cuál será la cantidad final que el Fondo acabará entregando al BBVA por hacerse cargo de la ruina? Esto está por ver, pero pueden ser cifras que superen en dos o tres veces el sacrificio actual de la entidad de garantía de los depósitos.
De todos modos, es un final feliz, pues feliz es cualquier final que acabe con un tormento, y lo de estas tres Cajas y su fusión, era un un sin vivir financiero. Es cierto que no es el único caso que quita el sueño en este robusto sistema financiero, pero sí es el resultado de la disciplina de fusiones, instrumentada para dejar de hablar de aquello que había que hablar. Nunca entendieron, ni Banco de España ni Ministerio de Economía, que fusionarse dos o tres incapaces, sólo da como resultado otro incapaz mayor.
Hecha la adjudicación, me pregunto ¿y los gestores de aquellas tres Cajas? ¿Dónde están, qué hacen, cuál ha sido su coste personal y patrimonial por la mala gestión? ¿Fue sólo torpeza e incapacidad o hubo acciones fraudulentas que condujeron a la debacle? Jugar con el dinero de los demás, sin rigor ni cautela, no debe ser un deporte del que se salga ileso. Es más, ni siquiera se debe salir de forma silente, pues, la sociedad necesita saber qué ocurre cuando se actúa con desprecio de las normas de la recta conducta.
Esta semana que termina, hemos visto sentarse en el banquillo de los acusados al Presidente del Gobierno de Islandia, bajo el cargo de “mala gestión de la crisis económica”. Pero en España, las cosas van por otro camino. La detentación de lo público implica una patente de corso para hacer y deshacer cuanto le venga en gana, con el único coste, mientras haya información, del rechazo en las elecciones cada cuatro años.
Pero, me pregunto: ¿por qué las actuaciones de gobierno no son enjuiciadas desde el imperio de la Ley, como las de cualquier otro ciudadano? Y evitemos la tentación de las responsabilidades políticas; eso son pamplinas.
¡Qué envidia lo de Islandia! ¡Quién pudiera ser islandés!
José T. Raga

FVA Management - Blog
Félix Velasco

Ganar en la calle lo que no se supo conquistar en las urnas

"La perturbación sistemática del orden social, especialmente en una Nación atribulada por el paro y el empobrecimiento crecientes, es algo irresponsable, parasitario, de difícil justificación política e imposible defensa ética."
Manuel Martín Ferrand

FVA Management - Blog

Félix Velasco

jueves, 8 de marzo de 2012

El famoso déficit público

Resulta que el déficit público que nos dejó el Gobierno anterior es el 8,51% (redondeando el 9%) del PIB, es decir, del valor de todo lo producido en un año. Esa proporción es un 41% superior a la estimación de la Salgado (6%). La diferencia es de juzgado de guardia, pero la Salgado se dedica ahora a asesorar empresas. No sé qué empresas serán esas. Como se equivoque un 41% en sus análisis van dadas. Pero a lo que voy. Ahora resulta que el Gobierno de Rajoy dice que vamos a llegar a solo el 5,8% del PIB. Me parece un objetivo insoportable. Nótese que cada punto porcentual del déficit significa un monto de muchos millones de intereses que tenemos que pagar entre todos los contribuyentes. Ya está bien que me llamen "ciudadano". Soy un contribuyente, un pechero. Ni siquiera me parece tolerable que el objetivo fuera el 4,4% del PIB. Seguiríamos pagando millones de euros en intereses. El único objetivo aceptable es el que dice Esperanza Aguirre: que el déficit sea cero. Ya sé que es difícil, pero peor era el racionamiento de los años 40. Para conseguir el déficit cero el Gobierno debería decretar en un solo día el siguiente decálogo: (1) Echar a la calle un millón de funcionarios nombrados a dedo que producen poco. (2) Suprimir la mayor parte de las empresas, consorcios, observatorios, etc de carcácter público que no rinden nada y que se han montado para los amiguetes de turno. (3) Suprimir todos los organismos inútiles, por ejemplo Diputaciones, Senado, etc. (4)Suprimir todas las subvenciones improductivas, las de los sindicatos, patronales, partidos políticos y otras varias. (5) Surprimir las subvenciones al cine al carbón y a las energías renovables, entre otras muchas igualmente dilapidadoras. (6) Subastar el 80% de los coches oficiales. (7) Fusionar algo así como cinco mil Ayuntamientos (8) Establecer un control, estricto sobre los gastos de las Autonomías y Ayuntamientos. (9) Conseguir que los pocos corruptos condenados devuelvan el dinero que se han llevado. (10) Añádase lo que se desee. Después de aplicar ese decálogo aceptaré que me llamen "ciudadano". Vale.
Amando de Miguel
FVA Management - Blog
Félix Velasco

miércoles, 7 de marzo de 2012

Las vacas sagradas

QUE se lo digan a la gente a la cara. Que salgan a cualquiera de esas televisiones que manejan a su mayor gloria y mirando a la cámara expliquen a los ciudadanos que ellos, los presidentes de las autonomías, no saben o no pueden recortar más el déficit. Que entre diecisiete presupuestos comunitarios no es posible ahorrar quince mil millones. Que convenzan, si pueden, a los empresarios que ajustan al límite plantillas y costes, a los autónomos que han adelgazado hasta la anorexia sus negocios, a las familias que hacen malabarismos contables para seguir pagando las hipotecas y la luz, a los parados que malviven con 450 euros al mes. Que los usuarios del mayor parque móvil de Europa le cuenten a esa España peatonal a la que han subido los impuestos que no tienen margen para limar el gasto.
Todo el país lleva tres años ajustándose. La crisis ha generado, a la fuerza, un nuevo y más estricto concepto de lo imprescindible en las economías domésticas y en las industriales. Pero la Administración vive en otra lógica, habla otro lenguaje. Después de haber crecido de forma exponencial ha dado en considerarse a sí misma imprescindible como un bien de Estado, como una vaca sagrada, y no halla modo razonable de ponerse a dieta. A esa nomenclatura de mentalidad autista todo gasto le parece esencial y ahorrar dinero de los contribuyentes se le antoja un acto sacrílego. Y para mantener su hipertrofiada estructura ha encontrado el blindaje de un mantra político: la educación y la sanidad son intangibles. Como si esos servicios fueran las únicas partidas —en absoluto ajenas, por cierto, al despilfarro derivado de pésimos métodos de gestión— en las que se va un presupuesto sobredimensionado que nunca, ni siquiera en la época de prosperidad, ha cuadrado los ingresos con los gastos.
La resistencia unánime de las autonomías contra la necesidad de reducir sus déficits constituye un insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Cualquier ama de casa sabe sobrevivir al encogimiento de la cuenta corriente. Simplemente, se trata de vivir con austeridad y adaptarse al sacrificio, dos conceptos a los que la dirigencia pública no acaba de acostumbrarse porque vive instalada en la idea de su imprescindibilidad y porque entiende la política como un mecanismo clientelar que presta servicios para recaudar votos. La idea de reducir el elefantiásico tamaño de las administraciones autonómicas le produce pánico porque le va a disminuir la clientela. Y por eso le cuesta suprimir organismos superfluos o redundantes, cerrar empresas ruinosas, revocar subvenciones, reorganizar estructuras o limitar deudas y créditos. No podemos ahorrar más, estamos al límite, gimotean los virreyes que jamás encontraron suficientes sus antiguos dispendios. Que se lo expliquen a la cara a la España real que ha hecho de la cuarta semana de cada mes un milagro de supervivencia.
Ignacio Camacho
FVA Management - Blog
Félix Velasco

viernes, 2 de marzo de 2012

El Límite soy Yo

Un día todos los empleados llegaron a la oficina y vieron un cartel en la puerta donde estaba escrito:
"Ayer la persona que estaba obstaculizando su crecimiento en esta empresa falleció. El funeral que ha sido preparado en la sala de reuniones".

Al comienzo, todos se sintieron mal por la muerte de uno de sus colegas, pero después de un rato les picó curiosidad por saber quién era el hombre que obstaculizaba el crecimiento de sus colegas y de la compañía misma.
Cuanto más gente se aproximaba al ataúd, más intenso se hacía el alboroto. Todos pensaron: "¿Quién es el tipo que estaba impidiendo mi progreso? Bueno, ¡por lo menos se murió!".
Uno por uno los conmovidos empleados se aproximaban al ataúd y cuando miraban dentro súbitamente se quedaban sin palabras. Parados cerca del féretro, conmocionados y en silencio, parecería que alguien les hubiera tocado la parte más profunda de su alma.
Había un espejo dentro del ataúd: todos los que miraban dentro se podían ver a sí mismos.
Había también un cartel al lado del espejo que decía:

"Hay una sola persona que es capaz de ponerle límites a su crecimiento: USTED.
  • Tu eres la única persona que puede dar sentido a tu vida. 
  • Tu eres  la única persona que puede influir en tu felicidad, en tu realización y en tu éxito.
  • Tu eres  la única persona que te pueda ayudar a tí mismo.

Tu vida no cambia cuando cambia su jefe, cuando cambian tus amigos, cuando cambian tus socios, cuando cambias de empres.
Tu vida cambia cuando TU cambias, cuando vas a más allá de tus limitaciones y creencias, cuando te das cuenta que eres el único responsable de tu vida.
No tengas miedo a las dificultades, imposibilidades y pérdidas: sé un ganador, constrúyete a ti mismo y a tu realidad.
Es la forma con la que te enfrentas a la Vida lo que marca la diferencia.
FVA Management - Blog
Félix Velasco

jueves, 1 de marzo de 2012

En pelotas

Estamos caninos. Tiesos como la mojama, boquerones, sin blanca. Los ciudadanos hace tiempo que lo sabemos y el que no lo haya advertido aún que mire la nómina de febrero, pero los políticos se acaban de caer del guindo. «¡Vamos desnudos!»: el lamento patético del presidente de Cantabria, Ignacio Diego —¿Ignacio o Diego? que diría el malvado Borges— es la sirena de alarma de un edificio a punto de derrumbe. El Estado autonómico ha entrado en colapso; sus arcas están tan vacías como los bolsillos de la gente común. No queda un euro en los reinos de taifas y deben hasta de callarse. La devastadora máquina de gastar se ha quedado sin combustible.
Estos virreyes convertidos en plañideras se podían haber apercibido antes. Cuando construían aeropuertos sin aviones y parques temáticos sin visitas. Cuando organizaban carreras de coches y lujosos campeonatos de tenis o de vela. Cuando se instalaban en faraónicos palacios con lámparas de 8.000 euros la pieza. Cuando organizaban falsas jubilaciones masivas trufadas de intrusos. Cuando ejercían pulsos de influencia para llevar hasta su pueblo Aves vacíos. Cuando multiplicaban las delegaciones territoriales para extender en las provincias el manto clientelar del poder. Cuando fundaban consejillos consultivos y observatorios de la nada para colocar a figurones desahuciados. Cuando enterraban cientos de millones en televisiones dedicadas a su mayor gloria. Cuando reunían la mayor flota de coches oficiales de Europa. Cuando abrían estériles embajadas en el extranjero. Cuando creaban tribunales incapaces de agilizar los pleitos. Cuando reclamaban cuerpos de policía propios que al primer delito grave acababan llamando a la Guardia Civil. Cuando derramaban subvenciones para someter al tejido social. Cuando priorizaban políticas lingüísticas excluyentes. Cuando duplicaban la burocracia mediante empresas públicas para escapar al control administrativo de las cuentas que ahora han dejado de cuadrarles.
Ah, pero entonces esto era Jauja, un país donde crecían jamones de para negra entre montañas de ladrillos, y donde las comitivas de próceres de barrio desfilaban con boato de señores feudales. Ahora se acuerdan de que no tienen dinero para pagar la sanidad y la educación; una educación que por cierto nunca han logrado sacar de la cola de rendimiento de Europa. Claman que van en pelotas pero todavía no han disuelto ningún consejo asesor ni cerrado ninguna televisión autonómica. A base de caprichos irresponsables han llevado el modelo territorial, que antes de la apoteosis del despilfarro era un paradigma de cohesión, a un bloqueo insostenible que amenaza la viabilidad misma del Estado. Y lo peor es que encerrados en su burbuja de visión corta no saben de dónde recortar ni de qué gastos prescindir. Dicen que van desnudos, pero a algunos que más vale no señalar les sobraban no hace mucho los trajes.
Ignacio Camacho
FVA Management - Blog
Félix Velasco