domingo, 13 de abril de 2008

El logo Starbucks


El primer local de Starbucks fue abierto en Seattle (1971) por iniciativa de tres socios: Jerry Baldwin, profesor de literatura; Zev Siegel, profesor de historia; y Gordon Bowker, escritor. Sus orígenes tenían poco que ver con la fundación de una empresa dedicada a vender café, y la clave hay que buscarla en la persona que inspiró a los tres socios: Alfred Peet, también dueño de una empresa de venta de café, a quien los tres conocían muy bien y que los entusiasmó con las posibilidades del negocio.
Su pasión combinada por la historia y la literatura dejaron una huella indeleble en la compañía. El día que se reunieron para definir la marca, queriendo homenajear de algún modo a su admirado Hermann Melville, autor de Moby Dick, Gordon Bowker comenzó sugiriendo el nombre del barco en que el intrépido capitán Ahab sale en busca de la ballena, pero el consultor creativo de la naciente empresa, Terry Heckler, respondió casi con sorna: “¡Nadie va a tomarse una taza de Pee-quod!”, haciendo explícita referencia a la acción de orinar, que en inglés coloquial se dice to pee. Heckler sugirió entonces Starbo como marca. No convenció, pero quedó dando vueltas en la conversación hasta que todos estuvieron de acuerdo en aprovechar el apellido del primer oficial del Pequod, Frank Starbuck, hombre de gran valía.
En Moby Dick, Starbuck es la voz de la razón, un cuáquero intelectual y pensativo oriundo de Nantucket, el hombre que quiere hacer desistir a Ahab de su deseo de venganza y dar marcha atrás en la peligrosa búsqueda del gigante del mar.
Terry buscó en viejos libros de navegación y presentó a los tres fundadores un logo basado en un grabado nórdico del siglo XVI: una sirena de dos colas, rodeada por el nombre de la empresa, Starbucks Coffee and Tea.
Años más tarde se pasó el pelo a la sirena por delante hasta cubrirle los pechos, se eliminó el ombligo y el logo cambió de color marrón al verde actual.
Félix Velasco

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