He ahí uno de los mitos de nuestro tiempo. El mito es una fantasía o una leyenda que genera mucha tranquilidad si se cree en él. El problema es que esa creencia puede llevar a decisiones erróneas o contraproducentes. Lo de "cambio climático" es casi un pleonasmo, pues el clima siempre está cambiando, por definición. Hay ritmos a cortísimo plazo (los que nos señalan los mapas del tiempo atmosférico), a plazo corto (las estaciones), a largo (años buenos y malos) y a larguísimo. Esos últimos son de difícil medición. Sabemos que en la Edad Media la temperatura del hemisferio Norte fue alta. Recordemos que Groenlandia quiere decir "Tierra Verde" porque allí los vikingos encontraron amenas praderas. A partir de entonces comenzó un lento proceso de enfriamiento de la Tierra (por lo menos en el hemisferio Norte; del Sur no tenemos constancia). El ápice llegó en el siglo XVII, en el que se produjo una "pequeña glaciación" en toda Europa. Desde entonces la Tierra se vuelve a calentar, suavemente, hasta llegar al siglo XXI, en el que las temperaturas vuelven a ser altas. En esos procesos cíclicos apenas interviene la mano del hombre, la industria. Es una pretensión de soberbia creer que nuestras fábricas o nuestros automóviles calientan el Planeta. En todo caso habrá situaciones de calentamiento local, de contaminación. Pero, por ejemplo, la contaminación de la ciudad de Madrid era mayor en el siglo XIX que ahora mismo. Entonces se cocinaba con carbón, que es más contaminante que el gasóleo. Además, estaba la contaminación de los animales en la ciudad y la acumulación de basuras.
¿Por qué se difunde una creencia tan errónea como el calentamiento global? Porque es el interés fundamental de un poderoso grupo de presión, el de los ecologistas o verdes. No les importa tanto llegar al poder como disfrutar de pingües subvenciones por parte de todos los poderes, públicos y privados. Para ello procuran que la población esté amedrentada. El miedo al calentamiento global (caso de producirse) tampoco sería una tragedia. Los osos polares sufritían muchísimo, pero las ovejas podían pastar en Siberia o en Groenladia. Pero no hay que temer cambios tan drásticos. Es cuestión de esperar unos cuantos siglos mnás y la Tierra volverá a enfriarse otra vez. Así, de forma cíclica, hasta el final de los tiempos de esta galaxia. Para entonces, nuestros descendientes se habrán ido a vivir a la galaxia vecina, Abdrómeda, que parece mucho más joven. Seguramente, el universo entero que conocemos algún día se colapsará, pero hay otros muchos universos. Vale.
Amando de Miguel
FVA Management - Blog
Félix Velasco
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