Es evidente que van a subir los impuestos, todos ellos; incluso se crearán otros nuevos. La palabra "impuesto" no vende bien, porque es algo que se impone. Así que, en lugar de tocar los impuestos, van a subir las tasas y crear otras nuevas. La tasa significa que el contribuyente solo paga cuando utiliza un servicio público. Como los servicios se utilizan de forma general, las tasas sustituyen ventajosamente a los impuestos desde la perspectiva del Fisco voraz. El problema con muchas tasas es que su gestión puede resultar muy cara. Por ejemplo, a alguien se le ha ocurrido poner una tasa a los automovilistas según los kilómetros que hacen al coche. De esa forma parece más justo que la construcción y conservación de las carreteras se pague más por los que más las usan. Naturalmente, esa tasa sería un poco injusta para los transportistas y viajantes. Pero sobre todo la gestión de esa tasa sería muy onerosa. Sería muy difícil de aplicarla a los extranjeros. En su día fracasó, por esa razón de la dificultad de gestionarla, la tasa por la posesión de un televisor. Acabarán por poner una tasa a la utilización de playas y riberas. Una de las cosas buenas que hicieron los liberales españoles del siglo XIX fue considerar que las playas, costas y riberas eran de dominio público. Luego ha venido la picaresca y la corrupción, pero esa es otra historia. De momento, sigue rigiendo el principio que digo. En los Estados Unidos las playas pueden ser privatizadas. Es algo que no me gusta de los americanos. Mi yanquifilia tiene un límite. Tampoco me gusta la pena de muerte o el derecho a portar armas. Sigo. Otra idea nefasta es volver al pasado al poner portazgos y peajes en todas las carreteras y puentes.Un horror. En su día funcionarios las casetas de consumos a la entrada de las ciudades. Hoy sería imposible poner una cosa así, porque la entrada a las ciudades no es a través de una puerta. Esa era la función de la Puerta de Alcalá y tantas otras: cobrar la alcabala o tasa de consumos. Espero no darles más ideas. Sin embargo, algunas tasas, como la de los transportes públicos o el copago (horrorosa palabra) en la sanidad pública tienen bastante sentido. No es bueno que todos los servicios públicos sean gratis. Al final la gratuidad se paga por otro sitio. Lo que irrita es el eufemismo. Por ejemplo, llamar al copago "tique moderador". Una forma encubierta de tasa es la multa,sobre todo si se abusa en su intensidad, y la tasa de aparcamiento. En Madrid la llamamos "gallardón". Hay mil tasas más, disfrazadas con nombres extravagantes. La ventaja para el Fisco es que la subida de las tasas no tiene por qué aprobarla el Congreso de los Diputados. Es decir, más que tasas son arbitrios, muchas veces arbitristas. Espero que no se les ocurra poner una tasa por disfrutar del paisaje. Al tiempo que esto escribo, me solazo con la vista de la Sierra de Guadarrama, con los picos ya nevados. Confío en que nadie recoja esa idea de tasar la contemplación del paisaje.
Una iniciativa a caballo entre la tasa y el impuesto es el llamado impuesto finalista. Por ejemplo, una parte del impuesto de carburantes puede ir para la lucha contra el cáncer. La idea es mala. Precisamente la gran utilidad del impuesto es que no sea finalista sino generalista. Las tasas suelen ser también finalistas. Mala cosa. Aunque nos pueda resultar molesto, el impuesto personal (IRPF) es el más justo, sobre todo si se lograra que los verdaderamente ricos no pudieran evadirlo legalmente a través de las sociedades mercantiles. Al final, el impuesto más equitativo es el que tiende a rebajarlo. Vale
Amando de Miguel
FVA Management - Blog
Félix Velasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario