Pedro Solbes sigue sin querer oÍr hablar de crisis de la economía española. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía califica la situación actual de “desaceleración significativa”. Mientras tanto, los ciudadanos se enfrentan cada día a un gasóleo cuyo precio ha subido el 40% en un año, un trigo y un arroz el 53% más caro o unos tipos de interés de referencia por encima del 5%, el nivel más elevado en ocho años.
El Gobierno no quiere hablar de crisis, pero Solbes volvía ayer a recortar la previsión de crecimiento de la economía durante este año hacia una banda entre el 2,1% y el 2,3% y mostraba la previsión optimista de alcanzar una inflación del 3,5% a finales del ejercicio, según decía en RNE.
Los datos de la economía real parecen volver la espalda a Solbes en su reiterada explicación amable de la actual coyuntura. Ayer se conocía que el paro había aumentado el 0,6% en mayo respecto a abril y aunque el aumento sólo ha sido de 15.058 personas en el número de parados, se trata del primer crecimiento en once años. Por otro lado, la confianza de las familias españolas caía al nivel más bajo de la historia en el 46,4% en mayo.
Estos nuevos datos se unen a la preocupante caída en un 24,3% de la venta de vehículos en mayo anunciada en la víspera. Se suma a un euríbor (el indicador utilizado en la fijación de la mayoría de las cuotas de los préstamos hipotecarios) que se encuentra en el 5,09%, su máximo desde el año 2000. O a que el precio del gasóleo de automoción, el más utilizado en España, ha subido en un año desde los 0,95 hasta los 1,33 euros. El incremento del déficit comercial o la caída en un 38% de la compraventa de viviendas completan un panorama nada optimista sobre la situación de la economía española.
Estos nuevos datos se unen a la preocupante caída en un 24,3% de la venta de vehículos en mayo anunciada en la víspera. Se suma a un euríbor (el indicador utilizado en la fijación de la mayoría de las cuotas de los préstamos hipotecarios) que se encuentra en el 5,09%, su máximo desde el año 2000. O a que el precio del gasóleo de automoción, el más utilizado en España, ha subido en un año desde los 0,95 hasta los 1,33 euros. El incremento del déficit comercial o la caída en un 38% de la compraventa de viviendas completan un panorama nada optimista sobre la situación de la economía española.
Si el Gobierno no reconoce la existencia de una crisis, no podrá actuar para frenarla porque no se puede atajar un problema si no se admite que existe. Las recetas parecen claras: reformas estructurales y freno al alza de los salarios de los trabajadores. Unos remedios que no parece que este Gobierno pretenda afrontar.
El secretario de Estado de Economía, David Vegara, ha reconocido que la intensificación de las turbulencias financieras han afectado a la a economía española, pero ha querido lanzar una mensaje de optimismo ante la reunión de banqueros de todo el mundo que estos días se reúnen en Barcelona, informa Efe.
En opinión de Vegara, “los fundamentos de la economía española son todavía bastante sólidos” y ha augurado que “a medio plazo la inflación se moderará en España”, además de prever una reactivación de las exportaciones. Vegara ha hecho estas declaraciones en Barcelona en la International Monetary Conference (IMC).
Lejos de avistarse una mínima esperanza, todos los indicadores caminan en contra de la economía. La agencia de calificación de riesgos Moody’s alertaba de los riesgos que suponen que las familias españolas se encuentren endeudadas en el 110% de su renta disponible.
Gaceta de los Negocios
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