Como poco podríamos decir que la información que lleva este jueves el Economista es sorprendente, si no fuera porque en España estamos demasiado acostumbrados a la arbitrariedad en los concursos públicos que cuentan con grandes inversiones y subvenciones estatales.
Según publica esta cabecera económica las autonomías "adjudican los concursos eólicos a empresas que no tienen nada que ver con el negocio energético". Y el asunto es tremendo. Algunos de los nuevos productores de energía verde alimentarán con sus molinos las luces de neón de su sede social.
Bajo el titular "el desastre de los concursos eólicos" el Economista dice que la lista de adjudicatarios de los concursos autonómicos de energía eólica en España es tan variopinta como que contiene "discotecas, empresas de transporte o de limpieza, panaderías, una quesería, plantas de basuras, una fábrica de lámparas con tecnología de red, un grupo de aprovechamiento de sangre animal, grúas móviles para puertos, componentes para aparcamientos robotizados, financiación y mantenimiento de infraestructuras hospitalarias".
Esto resulta frustrante para "las compañías dedicadas a este sector" y que se encuentran con este tipo de adjudicatarios en comunidades como Aragón, Cataluña, Galicia, Cantabria, Andalucía, Castilla y León o el País Vasco. Todos salpicados de polémica.
En cualquier caso, el problema no termina en el simple hecho de que una empresa de hostelería con un bar resulte adjudicatario de un concurso para instalar un parque eólico. El problema es que buena parte de estos proyectos no se desarrollan. Actualmente hay 14.000 megavatios adjudicados y pendientes de ponerse en operación.
El caso es que los fabricantes de aerogeneradores han vendido permisos o parques construidos como estrategia de venta de las turbinas, pero además los agentes locales y algunas empresas de renovables han vendido sus derechos con el objetivo de sacar altos beneficios. Aquí está parte del negocio.
Como ejemplo, el Economista destaca el caso de un bar de copas en Zaragoza, domiciliado hace tan sólo un año como ZZI Temple Zaragoza. Tenía el objetivo de explotar todo tipo de negocios de hostelería y restauración, pero el Gobierno de Aragón le ha garantizado la explotación de 9 megavatios en un pequeño municipio al suroeste de Teruel, en Almohaja. En la misma comunidad se han adjudicado otros parques a Pub Paparazzi y Transportes Carreras, cuyo dueño es amigo de Marcelino Iglesias, según la prensa local.
Para Zapatero la tierra no tiene dueño, "salvo el viento", de quien él se ha hecho principal propietario.
Félix Velasco - Blog
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