sábado, 6 de diciembre de 2008

El Gobierno trabaja ya con la idea de una recesión larga e intensa hasta bien entrado 2010


La suerte está echada. Ya no hay ninguna duda de que España estará en recesión los próximos trimestres. ¿Cuántos? Lógicamente, nadie lo sabe, pero las apuestas que cruzan los institutos de coyuntura dan por hecho que hasta 2010, al menos, la economía española no recuperará la senda del crecimiento, aunque sea de una manera débil.
Ayer fue la Comisión Europea la que sumó al coro de quienes opinan que España tiene por delante los peores datos macroeconómicos de los últimos 14 años, como antes lo hicieron el FMI, Ceprede o Funcas, lo que refleja el grado de consenso que han alcanzado los analistas sobre la intensidad de la crisis económica. Para 2009 (media anual), los analistas estiman que la caída de Producto Interior Bruto se moverá en una horquilla que oscila entre el -0,2% (Fondo Monetario o Comisión Europea) y el -1%, del Ceprede, un instituto ligado a la Universidad Autónoma de Madrid.
Lo peor es que cada vez existe mayor consenso en que la crisis sobrevivirá al año 2010, año en el que la economía seguirá destruyendo empleo de forma intensa. Para la Comisión Europea, nada menos que el 0,9% de la población activa, lo que significa la destrucción de más de 200.000 puestos de trabajo que se sumarán a los 400.000 que, presumiblemente, se perderán el año próximo. Como se ve, una auténtica sangría de empleos que unido al fuerte aumento de la población activa (cercana al 3%) llevará el paro hasta el 15,5% en 2010, un nivel no alcanzado por la economía española desde el primer trimestre de 1999, es decir, inmediatamente antes desde el comienzo del ‘boom’ inmobiliario.
Aunque las previsiones de Gobierno se sitúan a años luz de esas estimaciones -el Ejecutivo mantiene formalmente que el PIB crecerá un 1% el año próximo-, lo cierto es que está comenzando “a verle las orejas al lobo”, lo que explicaría, según las fuentes consultadas ayer, que el presidente del Gobierno anunciara por sorpresa (ni sindicatos ni patronal han dado el visto bueno a las medidas) un paquete de decisiones que van en una doble dirección y que vienen a ser el reconocimiento oficial de la recesión, ya no de la crisis, que a regañadientes admitió después de verano. Su interés en mostrar a la opinión pública que “el Gobierno gobierna”, explicaría, igualmente, la nueva estrategia de Zapatero de ponerse “al frente de la manifestación”.
Las medidas están destinadas, por un lado, a reducir el impacto de la recesión sobre la renta de las familias y, por otro, a mitigar el efecto que tendrá sobre al cuenta de resultados de bancos y cajas un aumento de la morosidad que amenaza con romper todas las series históricas, incluso las del bienio 1992-93. Y es que en el Gobierno está comenzando a preocupar, y mucho, el enorme incremento de los impagos, que pueden llegar a poner en peligro la solvencia de las entidades financieras.
La banca, en cualquier caso, va a salir ganando sí o sí, ya que se asegura que va a cobrar las hipotecas de los parados durante esos dos años. Si al final el cliente no consigue pagar su vivienda, el ICO se hará cargo de las deudas, mientras que las entidades financieras se lavarán las manos. Además, en el balance de los bancos no aparecerá un incremento de la morosidad durante esos años.
Las hipotecas, lo primero
Uno de los paradigmas de los muchos que se han roto en la economía española en los últimos meses tiene que ver, precisamente, con la idea de que lo último que deja de pagar un ciudadano a su entidad financiera es su hipoteca. Sin embargo, lo cierto es que una buena parte de los activos dudosos registrados por el Banco de España están ligados a impagos de una casa. Los datos no dejan lugar a dudas. De los 31.230 millones de euros estimados hasta junio como dudosos por el banco central (paso previo a la declaración de un crédito como moroso), 8.488 millones de euros se han originado por un préstamo para adquisición y rehabilitación de viviendas. Es decir, algo más de la cuarta parte. El Banco de España no distingue si se trata de vivienda en propiedad o segunda residencia, por lo que habría que matizar algo esas cifras.
Para hacerse una idea de lo que está creciendo la morosidad hipotecaria hay que tener en cuenta que hace apenas un año (en el segundo trimestre de 2007) el crédito dudoso se situaba en 3.095 millones de euros, lo que significa que en apenas cuatro trimestres se ha multiplicado por dos veces y media. De continuar esa progresión, la tasa de morosidad se dispararía, y de ahí que el Gobierno haya optado por cortar de raíz este problema retrasando hasta el 31 de diciembre de 2010 el 50% de las cuotas, con un máximo de 500 euros mensuales.
En principio, los colectivos más vulnerables al actual contexto macroeconómico son quienes compraron su vivienda a partir de 2003-04, toda vez que firmaron su hipoteca cuando los tipos de interés estaban más bajos y los precios de las casas más altos. Esto significa que, probablemente, muchos préstamos son hoy más altos que el valor de la propia vivienda, lo cual es una verdadera ruina para el propietario, que tiene que devolver intereses por una parte del activo que no vale nada.
Esto es, precisamente, lo que está sucediendo en EEUU, donde más de 10 millones de casas, según el Fondo Monetario Internacional, tienen ya un valor a precio de mercado inferior al valor de las propias hipotecas.
Según las fuentes consultadas, es significativo que la moratoria en el pago de las cuotas hipotecarias anunciada por Zapatero tenga un horizonte de dos años (hasta el 31 de diciembre de 2010), lo que da entender que el deterioro del mercado de trabajo continuará, al menos, hasta esas fechas. Ya el Gobierno había previsto para 2009 una destrucción de empleo a tiempo completo equivalente al 0,5%, lo que significa unos 100.000 puestos de trabajo. Y probablemente se haya quedado corto.

Carlos Sánchez

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