Son los que deciden las adjudicaciones de concursos amañados y las licitaciones de obras ad hominem. Los que diseñan la ingeniería financiera para canalizar subvenciones y dádivas hacia el pozo sin fondo de las tesorerías orgánicas. Los que redactan presupuestos con pliegues en los que esconder del control parlamentario partidas opacas de usos clientelares. Los que conceden convenios discrecionales, los que disfrazan comisiones como minutas de consultoría, los que encauzan contabilidades paralelas. Los que han sustituido el lápiz de recalificar terrenos por la pluma de firmar expedientes a medida. Los expertos en desbloquear asuntos administrativos con una llamada telefónica. Los que idean, respaldan o asienten. Esos que en las cintas grabadas por la Policía a los capataces del fraude nunca salen mencionados por su nombre.
Es ahí, en esa penumbra del poder, donde los jueces escrutan casi siempre en vano en busca de una autoría de inducción, de aquiescencia o de conocimiento. Donde las comisiones parlamentarias se detienen en un quid pro quo de pactos y mayorías. Donde se refugia la impunidad entre una solemne retórica de aforamientos y presunciones. Donde ni siquiera los peones atrapados con las manos en la masa alcanzan a saber quién daba o consentía las órdenes. Donde se pierden o se camuflan los rastros de las responsabilidades. Donde sólo queda la sospecha perceptiva de un pueblo acostumbrado a la desconfianza.
Ignacio Camacho
FVA Management - Blog
Félix Velasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario