La falta de capacidad para controlar las palabras, expresando ideas sin el previo razonamiento de las mismas se denomina incontinencia verbal. Algunos políticos, periodistas, deportistas,... la padecen permanentemente.
Algunos intentan justificarse esgrimiendo argumentos poco sólidos: "yo soy así...", "digo lo que pienso...", "al que le guste bien y al que no también..."
Es un desajuste emocional que trae consecuencias. Una excelente fórmula para no establecer relaciones interpersonales saludables, hacer enemigos y rodearse de individuos que jalean la violencia. Nos condicionamos con nuestro lenguaje y condicionamos a los demás.
Toda acción provoca una reacción y en la comunicación las palabras generan reacciones. La incontinencia verbal coloca al individuo en una posición de prepotencia dictatorial abusiva, incapaz de expresarse de forma civilizada.
Afirmar que expresarse libremente es un derecho es una obviedad, otra cosa muy diferente es la forma de expresarnos, no se debe perder, bajo ningun concepto, el marco del respeto. Ampararse en derechos para justificar ordinariez, vulgaridad y mediocridad ya nos da la talla moral el individuo.
Gritar, insultar, ofender, hablar mucho diciendo poco, es la antítesis de una persona equilibrada, capaz reflexionar, pensar y meditar para que, hablando poco, decir mucho e interesante.
Todos, pero especialmente quienes están en la vida pública y en los medios de comunicación constantemente, deben ser capaces de crear un relato de comunicación coherente y controlarlo.
Todos, pero especialmente quienes están en la vida pública y en los medios de comunicación constantemente, deben ser capaces de crear un relato de comunicación coherente y controlarlo.
Félix Velasco - Blog
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