El lastre que suponen las desarboladas finanzas autonómicas para el conjunto del Estado toma tintes dramáticos. La agencia Fitch fue muy clara ayer: España podría sufrir una nueva rebaja de su ráting en breve debido a las maltrechas cuentas de las comunidades autónomas.
La calificación de cinco de ellas –Andalucía, Canarias, Cataluña, Murcia y Valencia– fue empeorada ayer mismo por la propia agencia y la de otras tantas está en revisión. En el trasfondo, subyacen las dificultades para poner coto al gasto regional.
La semana pasada, la vicepresidenta Salgado reconoció que las CCAA prácticamente habrían alcanzado en junio el límite máximo de déficit previsto para el conjunto del año –1,3% del PIB–. Son este tipo de circunstancias las que hacen que las agencias y los expertos duden de que España pueda cumplir su compromiso de rebajar el déficit público al 6% este año y lo que acrecienta la desconfianza hacia nuestra economía.
Por si fuera poco, al escaso afán de austeridad de los ejecutivos regionales –salvo excepciones– se une la poca capacidad de maniobra de un Gobierno en retirada ahora que las turbulencias han vuelto a los mercados y la economía española da nuevos síntomas de agotamiento.
Se confirma así el enésimo error de cálculo de Zapatero al retrasar las elecciones hasta el 20N. Esperar a que el nuevo Gobierno tome posesión en enero para embridar las finanzas autonómicas sólo añadiría más leña al fuego en que se consume la credibilidad de España.
Editorial Expansión
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Félix Velasco
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