Hay individuos que justifican unos malos resultados amparándose en el esfuerzo realizado. De hecho importa poco lo que uno se esfuerce... interesa mucho más lo que se consigue.
¿Qué resultados estás obteniendo con lo que haces? Esa es la pregunta a la que debemos contestar cada uno.
El esfuerzo, en si mismo, es una mala medida del éxito. Los resultados están, o no están.
Si te descubres a ti mismo explicando lo mucho que te has esforzado, prueba a cambiar el foco de atención: ¿Qué es lo que estás obteniendo?
Es poco relevante todo el "gran trabajo hecho", todas las "horas inacabables" dedicadas, o el "esfuerzo desproporcionado" realizado... ¿Estás consiguiendo el tipo de resultados que deseas? Esa es la medida del éxito y de la conquista de tus sueños.
En caso de no estar obteniendo lo que quieres, analiza lo que estás haciendo, quizás no es lo adecuado y es hora de tomar decisiones y cambiar.
Vivimos en una cultura que premia el esfuerzo por encima del resultado, una vez y otra. Eso es un error.
Hay personas dicen "he dedicado una gran cantidad de horas a este proyecto", o "me he entregado con cuerpo y alma"... pero muchas veces se olvida lo verdaderamente relevante: Después de haber hecho esa inversión de tiempo, dinero, energía,... ¿qué se ha logrado?
Me interesa mucho más una persona que consigue el mismo resultado con un menor esfuerzo que una persona que realiza un gran esfuerzo en sí mismo. Eso se llama productividad. Esforzarse el doble, o el triple, no es la variable determinante. Lo que importa es la eficiencia. Trabajar menos y conseguir resultados sorprendentes es mucho más inteligente que trabajar mucho y lograr resultados mediocres. El esfuerzo es siempre importante, pero lo es mucho más organizar, planificar y controlar, son básicos para superar metas y alcanzar objetivos.
Félix Velasco - Blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario