sábado, 14 de noviembre de 2009

Falta valor civil


Cada vez hace más falta valor civil para ocuparse de cuestiones obvias. Las hay por todas partes, pero miramos para otro lado, o peor, no sabemos mirar lo que vemos. He aquí tres sencillos ejemplos, tres cuestiones de Perogrullo, sobre las que no debemos callar, porque sería tanto como renunciar a nuestro primer y fundamental derecho entre todos los derechos ciudadanos, a saber, "hablar sin miedo." Un derecho que, dicho sea de paso, empieza a tambalearse en todos los medios de comunicación.
Primera: ¿Por qué el presidente del Gobierno rechaza la propuesta del Congreso de los Diputados de reducir ministerios y burocracia en época de crisis económica? Porque él no toma decisiones contando con instituciones democráticas. Él decide por su cuenta y saltándose todas las mediaciones entre él, el presidente, y el Pueblo. Zapatero es un populista en estado puro, o sea, un cínico: hace lo contrario de lo que dice.
Segunda: ¿Por qué los monopolizadores del sindicalismo español junto a unos cuantos actores y escritores convocan una manifestación contra los empresarios? Porque ellos están al servicio de Zapatero, o mejor, le guardan una fidelidad perruna; renuncio a saber qué significado tiene la palabra política para este personal, que convoca por "otra política y otros valores para salir de la crisis económica", entre otros motivos, porque tendría que llamarles totalitarios y farsantes; pero no puedo sustraerme a intentar averiguar qué significados pudieran albergar esos "otros valores" a los que apelan. Sospecho que estos nuevos valores tienen las piernas muy cortas. De ellos nadie espere otra cosa que resentimiento contra los verdaderos valores, o sea, más falsa conciencia en sus formas dominantes: mentira, falsificación, ideología y cinismo.
Y, tercera, ¿por qué nuestros políticos son tan timoratos al hablar de la corrupción en la democracia española? Porque no existe la democracia. Todo es corrupción. Repito: la corrupción española no es una plaga bíblica, sino la apoteosis de un sistema político que sobrevive sin los principios fundamentales que rigen las democracias avanzadas: confianza, responsabilidad, fe en la palabra del otro, principios y tradiciones sobre las que construir la base de la civilización. La honradez ha desaparecido de la vida pública. Pero si quedara algo de esa virtud, las listas cerradas y bloqueadas de todos los partidos políticos impiden cualquier atisbo de renovación del sistema político.
Vale.


Agapito Maestre
Félix Velasco - FVA Management

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