martes, 24 de noviembre de 2009

Crisis, impuestos y eficiencia


La noticia llegó a finales de Agosto. Después de una serie de comentarios entre un y otro ministros sobre la subida inminente de los impuestos para poder hacer frente a la gravísima situación del déficit público (a finales de año estará en el 10% del PIB, tres veces más que lo que establece el pacto de estabilidad para la zona euro), aparece el Sr. Zapatero una vez más con su puro estilo: siempre sonriendo y sobre todo con buen talante, confirmando lo peor: que se estaban revisando los impuestos y que sería una subida limitada y temporal.
Es ciertamente frívolo que un tema tan importante como éste y con una situación económica tan grave se plantee con los comentarios de distintos ministros con planteamientos erráticos y dispares y con un Zapatero que no concreta nada. Sólo manifiesta que no afectará a las empresas y a las rentas del trabajo, lo cual lo dice todo pero no dice nada. Es peligroso y demuestra una grave dosis de improvisación plantear el tema así. Por otro lado, si no va afectar a las empresas ni a las rentas del trabajo ¿a quien afectará? ¿A las rentas del capital? ¿A las ganancias de capital?, ¿A los impuestos indirectos? Lo que sí está claro es que nos afectará a todos, o ¿Es que una subida del IVA no empobrece un poco a todos al tener que dedicar más recursos por el mismo bien?
O ¿es que una subida de los impuestos de las rentas del capital no afecta a todos los bolsillos al recibir menos dinero por nuestros capitales por pequeños que sean?.
Curiosamente el primer tema que parece claro es que la ayuda de 400 euros va a desaparecer. Evidentemente esto no afecta a las rentas del trabajo, pues ¿a quién si no? En un sentido sí que tenía razón el ministro Blanco cuando propuso inicialmente que sólo afectaría a las rentas altas ya que los ciudadanos más desfavorecidos y con menos renta no han podido beneficiarse de dicha ayuda. No deja, no obstante, de ser paradójico que el Sr. Zapatero introdujera esta ayuda cuando negaba contra todas las opiniones que no había crisis, y que ahora que reconoce que estamos en la peor crisis de la historia la pretenda retirar.
También ha dicho nuestro Presidente que va a bajar el Impuesto sobre Sociedades. Esto es jugar, una vez más, con lo mediático pero no afecta en nada a los problemas reales de las empresas. Veamos algunos datos: el ejercicio 2008 se ha cerrado con un descalabro en los beneficios empresariales que no tiene precedente en la historia. Más de un 60% de las empresas han cerrado con pérdidas (más del 75% en las PYMES) y las otras lo han hecho con caídas enormes de los resultados. “Regalar” una bajada en el Impuesto sobre Sociedades en un ejercicio que será peor que el 2008 no tiene efecto alguno en las empresas con pérdidas. Si se prevé temporal, ¿qué significa? ¿Que se volverá a subir el impuesto cuando la cosa mejore? Así no habrá afectado a los ingresos del Gobierno.
Exigir más a nuestra maltrecha economía personal, debe ser planteado desde una perspectiva abierta, sincera y objetiva y debe, sobre todo, tener argumentos morales sólidos para que los ciudadanos podamos entenderlo y mucho más importante aceptarlo, si no corremos el riesgo de llegar a un punto de difícil retorno como podría ser la desobediencia civil tributaria.
Los que tratamos cada día con la Agencia Tributaria hemos descubierto con preocupación que desde que se instalara la Ministra Salgado la presión de recaudación no ha parado de crecer, y hay un vale todo, con tal de aportar más dinero a las arcas estatales. Siempre, claro está, con el fin loable de redistribuir la renta!
Se debe actuar en reducir drásticamente el despilfarro y los proyectos a todas luces inútiles para el futuro
Seamos serios, porque lo que nos jugamos es mucho más que la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de empresas, nos jugamos el futuro de todo el país y de todas aquellas gentes que duramente luchan, algunos desde hace muchos años, por tirar adelante su vida y sus familias.
Creo sinceramente que lo más grave, aparte de la forma es el fondo. El debate real no debe ser si deben a no subirse los impuestos, con lo cual estoy totalmente en desacuerdo porque generará más problemas que los hipotéticos beneficios de la reducción del déficit público, sino de afrontar seria y decididamente una vez por todas las reformas que necesita nuestro país para seguir estando en donde debe estar.
Debemos en primer lugar afrontar por primera vez un riguroso y contundente plan de reestructuración de la Administración, corregir sus enormes ineficiencias, duplicidades, exasperante lentitud, falta de productividad, despilfarro y caos entre las distintas Administraciones.
Se debe actuar en reducir drásticamente el despilfarro y los proyectos a todas luces inútiles para el futuro. Un ejemplo claro y esperpéntico es el Plan E, el Estado se ha gastado miles de millones de euros para pagar obras en todos los ayuntamientos de España, la mayoría de las cuales no son más que elementos decorativos o reformas estéticas sin que aporten nada a la grave falta de infraestructuras, hospitales, escuelas, juzgados, etc. y que su efecto sobre el empleo ha sido mínimo y de muy corto plazo.
No es políticamente correcto reclamar entonces que al haber subido mucho los gastos debemos aumentar los impuestos.
No podemos dar un cheque bebé de dos mil quinientos euros y dar mil euros (entre Estado y CCAA) para comprar un coche cuando es un sector básico para la economía, y al mismo tiempo exigir al fabricante que añada otros mil euros para después tener que subvencionarlo para que no se vaya de nuestro país.
No podemos tener que soportar seis o siete Administraciones según la Comunidad Autónoma donde estemos residiendo. El coste, las duplicidades, el trasiego de los contribuyentes entre unas y la Administración Central conlleva un enorme precio para la sociedad difícil de mantener incluso en un Estado rico.
No podemos permitirnos no afrontar la reforma del mercado laboral sólo para que los políticos mantengan la silla, es evidente, y hay pruebas en bastantes países que la rigidez en el mercado laboral conduce a más paro y a muchas ineficiencias que perjudican por igual a las empresa y a los trabajadores.
No podemos tener el 65% de los ciudadanos haciendo malabarismos por llegar a fin de mes y asustados con la idea real de perder su puesto de trabajo, y que mientras tanto las Administraciones no ajusten drásticamente su gasto (no su inversión) dando ejemplo y utilicen los recursos para aquellas cosas que sí sirven realmente para afrontar la crisis.
No podemos aceptar por enésima vez que se diga desde la Administración que nuestro país tiene margen suficiente para subir la presión fiscal ya que está por debajo de la media europea. Nuestro país en lo importante está mucho peor que la media europea. Curiosamente ningún político habla nunca de mejorar los servicios porque están a años luz de la media europea. La presión fiscal como indicador sólo es una mentira, tiene necesariamente que estar ligado con lo que se recibe, y en este caso el resultado sería que somos de los países más caros de Europa, ya que lo que recibimos es mucho menor que lo que pagamos en comparación con otros Estados Europeos.
No podemos permitir dedicar ingentes cantidades de dinero para ayudar a los bancos cuando han cerrado desde hace tiempo el grifo de los créditos a casi todas las empresas coartando así su futuro, y dar millones de euros a clubes de fútbol para financiar la escandalosa compra de jugadores que, por cierto, disfrutan de un régimen fiscal muy ventajoso al tributar sólo un 24% mientras los demás contribuyentes pagamos hasta el 43%.
No podemos permitir tener el doble de tasa de paro (18,5%), y creciendo, respecto de la media europea (9,5%).
Y por último no podemos aceptar seguir siendo el peor país en todos los indicadores económicos. El economista jefe de la OCDE Jörgen Elmeskov lo ha dicho claro: “España será uno de los países donde el ajuste será más largo”.
Sr. Zapatero, intente, aunque sea una sola vez, afrontar los importantes retos que tenemos con más decisión, con más certeza y con más valentía y con menos frivolidad. La gente no tiene dinero, está en el paro, no ve el futuro claro y está realmente muy preocupada por su futuro y el de sus hijos. Con esto no se va a ninguna parte. Deje de malgastar dinero en ayudas que no sirven para nada y focalice el esfuerzo de la Administración, en aquellos temas más acuciantes para que la sociedad no se rompa, e invierta decididamente en infraestructuras que permitan reducir costes y ser más competitivos en el futuro, mejore una vez por todas la eficiencia de las Administraciones españolas y genere expectativas y confianza en los ciudadanos, única manera de que el consumo empiece a recuperarse, sino corremos el riesgo de estar fuera incluso de la Europa del Euro, o ¿Alguien se cree que en éstos momentos Alemania y Francia, pero especialmente Alemania, van a seguir pagando los errores de los políticos españoles?

Josep Mª Monserrat (Socio de Gros & Monserrat)

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