Declaró el célebre cantante Sting a El País: "Soy socialista, aunque sea muy rico", como si hubiera una contradicción entre ambas características. Joseba Elola le preguntó si efectivamente la había en su caso, y el músico respondió: "No. Soy muy rico, pero invierto el dinero en la gente. Empleo a mucha gente. Gasto el dinero, no lo guardo, lo gasto; y creo que lo gasto bien".
Ha habido numerosos socialistas ricos desde siempre. Y los socialistas que no tienen dinero al menos tienen una riqueza muy importante: se sienten bien siendo socialistas. Para los demás es complicado, tanto tener dinero como sentirnos bien respaldando una ideología totalitaria. Pero no me dirá usted que no es bonita la explicación de Sting, que cree que su izquierdismo se demuestra y se define con matemática precisión porque invierte su dinero y no lo guarda: vamos, como hace todo el mundo de izquierdas. Y de derechas, y de centro, y nacionalistas, y liberales, y...
Dirá usted: Sting es un artista, no le pidamos rigor intelectual. Vale. Pero se lo podemos pedir a Daniel Bensaid, filósofo, que declaró al mismo diario con toda solemnidad: "La moderación de la socialdemocracia ante la crisis económica y su declaración común durante las últimas elecciones europeas demuestran que su sometimiento a los imperativos del mercado no es reversible".
La izquierda condena y critica al mercado, sube los impuestos, sube la deuda pública, aumenta las regulaciones de todo tipo, al final ya ansía prohibir hasta los puros en las bodas, y este prodigio de la intelectualidad seriamente afirma que, tras todos estos ataques a la libertad y a los contratos voluntarios, la socialdemocracia está ¡sometida al mercado!
Ha habido numerosos socialistas ricos desde siempre. Y los socialistas que no tienen dinero al menos tienen una riqueza muy importante: se sienten bien siendo socialistas. Para los demás es complicado, tanto tener dinero como sentirnos bien respaldando una ideología totalitaria. Pero no me dirá usted que no es bonita la explicación de Sting, que cree que su izquierdismo se demuestra y se define con matemática precisión porque invierte su dinero y no lo guarda: vamos, como hace todo el mundo de izquierdas. Y de derechas, y de centro, y nacionalistas, y liberales, y...
Dirá usted: Sting es un artista, no le pidamos rigor intelectual. Vale. Pero se lo podemos pedir a Daniel Bensaid, filósofo, que declaró al mismo diario con toda solemnidad: "La moderación de la socialdemocracia ante la crisis económica y su declaración común durante las últimas elecciones europeas demuestran que su sometimiento a los imperativos del mercado no es reversible".
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Carlos Rodríguez Braun
Félix Velasco - FVA Management
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