Según informa la Agencia EFE, dos jóvenes emprendedores han inaugurado en la localidad turística de Cullera (Valencia) un bar en el que los clientes pueden insultar a los camareros, con la finalidad de que puedan "desahogarse en tiempos de crisis".
Dicen los dueños del negocio, Bernard Mariusz y Michal Lotocki, ambos de origen polaco, que si un insulto les parece "original y divertido", el cliente obtendrá una consumición gratis.
Mariusz ha manifestado que la idea surgió porque la gente está "estresada con la crisis" y así podrían venir al bar "para desahogarse" y evitar "soltar las broncas a su familia".
Los clientes insultan en español, en polaco, en francés y en rumano, según ha comentado Mariusz, quien ha añadido que les contesta, en tono de broma, con la pregunta "¿Y tú familia bien?".
Uno de los primeros clientes del bar, Antonio Ossa, cree que la iniciativa es "una buena idea", ya que "cuando vienes del trabajo puedes decir cuatro animaladas y cuatro tacos como capullo, idiota o tonto".
Según otra de las clientas, Mari Luz Pérez, el bar ofrece la posibilidad de "hablar en confianza con todo el mundo" y al tiempo permite de vez en cuando exclamar "Qué cabrón eres".
En cuanto a las valoraciones de esta iniciativa que hacen los vecinos de Cullera que no frecuentan el bar hay opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría son de carácter negativo. Algunos aceptan la idea siempre y cuando se haga desde el respeto a los camareros y con el fin de "desestresarse", mientras que a otros directamente no les parece una buena iniciativa, "ya que se comienza por ahí y se acaba haciendo uso de la violencia".
Mariusz ha manifestado que la idea surgió porque la gente está "estresada con la crisis" y así podrían venir al bar "para desahogarse" y evitar "soltar las broncas a su familia".
Los clientes insultan en español, en polaco, en francés y en rumano, según ha comentado Mariusz, quien ha añadido que les contesta, en tono de broma, con la pregunta "¿Y tú familia bien?".
Uno de los primeros clientes del bar, Antonio Ossa, cree que la iniciativa es "una buena idea", ya que "cuando vienes del trabajo puedes decir cuatro animaladas y cuatro tacos como capullo, idiota o tonto".
Según otra de las clientas, Mari Luz Pérez, el bar ofrece la posibilidad de "hablar en confianza con todo el mundo" y al tiempo permite de vez en cuando exclamar "Qué cabrón eres".
En cuanto a las valoraciones de esta iniciativa que hacen los vecinos de Cullera que no frecuentan el bar hay opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría son de carácter negativo. Algunos aceptan la idea siempre y cuando se haga desde el respeto a los camareros y con el fin de "desestresarse", mientras que a otros directamente no les parece una buena iniciativa, "ya que se comienza por ahí y se acaba haciendo uso de la violencia".
Iniciativas así son las que dan una pésima imagen de los empresarios, por descontado esos individuos no merecen llamarse emprendedores, sino oportunistas. Unos vivales que sacan tajada hasta de las desgracias de los demás. Escoria así se puede encontrar hasta en las guerras, donde la inmensa mayoría sufre, pero unos cuantos se aprovechan de la situación haciendo realidad la tan manipulada frase de que "crisis es igual a oportunidad" (incluso algún banco la ha utilizado como publicidad).
Bajo ningún concepto se debe humillar a un ser humano (¿veremos a Bibiana y a su "ministerio de igualdad" intervenir en este caso?). Hacer dinero degradando a una persona no es lícito, es aprovecharse de que ese camarero tiene que aguantar los insultos porque no hay trabajo a donde poder ir.
La crisis de Valores fue la primera, se empezó haciendo especulación con el suelo (que es de todos los españoles), se recalificaron terrenos para engrosar las arcas de ciertos ayuntamientos, para financiar partidos y para enriquecer a algunos políticos. No hablemos tampoco de las 45 Cajas de Ahorro dirigidas por más de 2.800 políticos (carné del partido entre los dientes, claro). Luego se dijo que la culpa era sólo de los constructores. Crisis financiera, luego crisis económica,... y todas ellas dejaron en evidencia una crisis de Liderazgo. Se mintió desde el poder, se manipularon las noticias, se tergiversó la realidad de la situación,... y algunas comunidades, algunos políticos, algunos de sus familiares, algún empresario siguieron aprovechándose de la situación y expoliando a la nación, repartiéndose sus riquezas, sus tierras y sus recursos. La prensa amarilla, la radio amarilla y la televisión amarilla apoyaron todo lo que ha ocurrido. La mentira, la calumnia y la difamación entre la clase dirigente se hizo moneda de cambio.
Incluso hay quien llama a esta ocurrencia "innovación" y se quedan tan anchos. No saben lo significa innovar en una empresa, ni como se debe liderar. Seguramente su cultura se ha ido creando al ver las retrasmisiones de la televisión de alguna sesión parlamentaria, alguna tertulia, con algún programa de esos que llaman de gran audiencia o alguna serie protagonizada por los famosos "artistas" adictos al pesebre de la subbvención de la Moncloa.
Llamemos a las cosas por su nombre. Esos dos individuos no merecen ser llamados empresarios emprendedores. El fin no justifica los medios. Y lo triste es que hay quienes les ríen las gracias, quienes participan de forma activa en ellas y quienes la airean como si fuesen un ejemplo. Tenemos los gobernantes que nos merecemos, nos han amaestrado bien, somos dóciles y obedientes, nos esquilan periódicamente con los impuestos, de vez en cuando se comen uno de los borregos. A mi, como a Miguel de Unamuno, también "me duele España". Ya nos prometió Alfonso Guerra que no la reconocería ni la madre que la parío,... y lo han conseguido.
Por fin somos cada vez más iguales,... en pobreza, paro, miseria, incultura,... el efecto ZP ha dado su fruto, estamos perdiendo la dignidad. Tenemos los gobernantes nacionales, de comunidad y locales que nos merecemos, nos lo hemos ganado por nuestro pasivismo acrítico.
¡Así no se dirige una nación, una comunidad ni un ayuntamiento,... tampoco una empresa! Ni es la forma de salir de la crisis. Sólo es una mofa al auténtico joven empresario emprendedor que asume riesgos, dedicando su dinero, tiempo y energía a una vocación.
Félix Velasco - FVA Management
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