martes, 16 de junio de 2009

Ni formar ni educar

Los profesores españoles dedican cerca del 16% de su tiempo lectivo a tratar de imponer orden en clase y otro 7,4% a tareas administrativas, según el informe realizado por la Organización para la Cooperación y del Desarrollo (OCDE) con el apoyo de la Comisión Europea para evaluar la calidad de la enseñanza.
El estudio señala la falta de incentivos y el mal comportamiento en las aulas como los dos elementos fundamentales que dificultan la labor pedagógica de los profesores. Tres de cada cuatro profesores consultados "sienten que les faltan incentivos para mejorar la calidad de su trabajo", mientras que las aulas de tres de cada cinco centros escolares se ven alteradas por el mal comportamiento de los alumnos.
El informe determina que los profesores dedican de media el 13% del tiempo de clase a mantener el orden, pero uno de cada cuatro profesores confiesa que pierde hasta el 30% del tiempo de la clase en corregir el mal comportamiento de los estudiantes o en tareas administrativas.
Cuando se pregunta a los directores de los centros educativos, el absentismo, llegar tarde a la escuela y la falta de preparación de los docentes son los tres principales problemas que afectan a la calidad de la enseñanza de secundaria. En el caso de España, el 38% de los directores consideran que los profesores carecen de la preparación pedagógica necesaria para atender las necesidades de los alumnos.

Así que resumiendo, entre que la mayor parte de los alumnos no tienen interés en aprender, y muchos de los profesores no están preparados para enseñar,... ¿nos podemos extrañar de que las cosas anden tan mal en nuestro sistema educativo?
Y lo peor de todo es que luego se incorporarán al mercado laboral, si tienen suerte y no van directamente a engrosar las filas del desempleo (eufemismo de paro), y serán sus mandos directos quienes deberán afrontar el reto de formarlos adecuadamente (o mimimamente, según), cosa a la que se ha renunciado en numerosos colegios y universidades. Desgraciadamente, desde el punto de vista político son considerados "carne de voto", y se trata, por todos los medios, de evitar la cultura del esfuerzo, haciéndolos vivir en un pseudo-paraiso idílico del que finalmente se desengañan cuando se tienen que enfrentar a la realidad de la vida sin que nadie les haya preparado para ello.
Félix Velasco

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