lunes, 27 de enero de 2014

¿Dónde está el dinero catalán?

10.050 millones. Ése es el pago a la Generalitat con cargo al FLA -el fondo de rescate- de 2013. Una cifra que todavía no incluye diciembre. Y una cuantía que refleja el esfuerzo de toda España por atender una parte de su territorio necesitada de ayuda por culpa de unos gobernantes más pendientes de su megalomanía independentista que de las necesidades que tienen sus ciudadanos.
Pero esa cifra es muchas otras cosas. Por ejemplo, la prueba de que pasados dos años desde la aprobación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, el Gobierno de Artur Mas sigue condenando a la ruina a su territorio pese a ser el destinatario de un ingente sacrificio de todos los contribuyentes -tan ingente, que equivale a la cifra anual de subida de impuestos en 2013-. La prueba también de que no se puede continuar por esta senda y la prueba de que podemos estar ante un enorme engaño.
¿Por qué? Pues porque si miramos las cuentas de Cataluña, todo parece avalar la tesis de que una parte de ese dinero está destinándose a crear las bases necesarias para la ruptura de España. ¿De dónde se desprende esta conclusión? En primer lugar, de la evidencia de que tras innumerables recortes en los servicios básicos, las partidas con las que la Generalitat nutre la creación de sus estructuras administrativas pseudoestatales permanecen intactas.
Y, en segundo lugar, directamente de los datos en poder de Hacienda, donde se refleja la ejecución presupuestaria de esta comunidad. Unos datos donde se puede comprobar si los ingresos y gastos previstos inicialmente se están cumpliendo. Pues bien, según esa información, aún pendiente de la incorporación de los datos de noviembre y diciembre, los ingresos estimados no sólo se han cumplido, sino que la marcha de la recaudación ha permitido rebasar las expectativas.
A cierre de octubre, los derechos de ingresos reconocidos muestran un cumplimiento del 102,54%. ¿Y cómo van los gastos? Pues, lejos de los que se podría pensar, no están descontrolados, sino todo lo contrario: las obligaciones reconocidas presentan una ejecución del 73,50%.
Momento en el que surge la pregunta obvia: ¿cómo pueden necesitar tanto dinero si cuentan con más dinero del previsto y están realizando oficialmente menos gastos? Una pregunta que nos lleva a la siguiente: ¿dónde está acabando el dinero que reciben? Y una pregunta que debería activar los resortes del Estado para acabar con una farsa no sólo enormemente cara, sino destructiva de España.
Carlos Cuesta
FVA Management - Blog
Félix Velasco

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