La expresión «déficit autonómico» es un pleonasmo político, una redundancia. Las autonomías son desde hace tiempo máquinas de generar desequilibrio presupuestario. Amparadas en su condición de prestadoras de servicios básicos han creado aparatos administrativos desproporcionados que en realidad sostienen estructuras clientelares y son, por naturaleza, incapaces de autofinanciarse. El verdadero poder en España está ahí, en la capacidad discrecional de distribuir recursos y de colocar gente a través de una red de mini-estados ramificada y reduplicada en miles miles, sí de empresas públicas. Y como no participan en la recaudación directa de impuestos, porque incluso sus recargos fiscales los cobra Hacienda, los virreyes eluden el desgaste tributario para plantear al Gobierno central una eterna reclamación jeremíaca. El dinero nunca les parece suficiente.
Ignacio Camacho
FVA Management
Félix Velasco - Blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario