Antaño, los economistas aseguraban que los auténticos factores que delimitan el progreso económico de una nación son la inteligencia, la educación de sus habitantes y la competencia y honradez de su sistema administrativo; que ningún país puede adelantarse al desenvolvimiento social general, y tampoco progresar sin una Administración eficiente, una Policía incorruptible, unos servicios postales y ferroviarios eficaces, unos jueces no venales y un sistema bancario sólido. En las primeras décadas del siglo XX ya se estudiaba la dificultad de un mundo compuesto por «casi setenta» sistemas económicos «diferentes», muchos de ellos pugnando como podían hacia la industrialización. El planeta ha cambiado sobremanera desde entonces, pero aquellas viejas premisas a mí se me antojan igual de válidas que hace un siglo. Inteligencia, educación, competencia, seguridad jurídica, jueces incorruptos, bancos seguros… no parecen malos principios para sentar las bases a partir de las que construir un bienestar generalizado.
Angela Vallvey
FVA Management - Blog
Félix Velasco
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