La cifra del 0,3% intertrimestral del INE, una décima más que la estimada por el Banco de España, ha suscitado incredulidad. No veo por qué. El crecimiento puede llamar la atención porque coincide con una fuerte caída del empleo, precisamente un dato que sorprendió a los analistas y que es raro que se mantenga por mucho tiempo. Pero no es sorprendente que crezcamos. La economía española se frenó en 2007, se derrumbó en 2008 y alcanzó el mínimo a mediados de 2009. Desde entonces las cifras del PIB fueron cada vez menos malas. En el marco europeo la situación es bastante mejor y la recuperación marcha a buen ritmo, salvo en los tres países rescatados: Grecia, Portugal e Irlanda.
En España estamos mejor que estos tres y peor que la media, pero mejor que antes. La cuestión es ¿por qué? Smiley y sus secuaces se apresurarán a colgarse la medalla del crecimiento, como si tuvieran algún mérito. El mérito ha sido de los trabajadores y los empresarios españoles, que han padecido un durísimo ajuste en los últimos dos años, y es ese ajuste el que permite el crecimiento, destacable en exportaciones, turismo e inversión en bienes de equipo. El Gobierno podría haber ayudado bajando los impuestos, los gastos y la deuda, y abriendo los mercados. Lo que hizo fue lo contrario hasta que al final tuvo que levantar el pie del acelerador porque se estrellaba. Pero méritos, lo que se dice méritos, no tiene.
Carlos Rodríguez Braun
FVA Management - Blog
Félix Velasco
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