domingo, 16 de junio de 2013

El maná de los partidos

No hay una fórmula magistral. La financiación de la actividad política ha dado quebraderos de cabeza en más de un Parlamento, generando un amplio abanico de soluciones para poner coto a posibles desmanes: desde la donación sin límite a cambio de total transparencia de Alemania hasta el ingente chorreo de dinero público que sangra a los italianos y que esperan zanjar en breve.
Hacemos con nuestros corresponsales un ilustrativo recorrido por los criterios que rigen la financiación de los partidos políticos en diversos países de nuestro entorno.

Francia: 1,60 euros por voto - Juan Manuel Bellver | París
La financiación de los partidos políticos está regulada por una ley de 1988 que, en aras de evitar conflictos de intereses y de una mayor transparencia de la vida pública, establece que su principal fuente de ingresos sea el Estado, al tiempo que prohíbe las donaciones de personas jurídicas: empresas, asociaciones, sindicatos, organismos públicos nacionales o extranjeros...
Cada año el Gobierno destina una partida de los Presupuestos Generales (70 millones en 2013) que se reparte en función de los resultados de los últimos comicios legislativos. La primera vuelta aporta el grueso de la ayuda pública a los partidos con más de un 1% de voces en al menos 50 circunscripciones, que reciben 1,60 euros anuales por cada voto obtenido en dicha etapa. De ahí que, el pasado 10 de junio de 2012, 6.591 candidatos se postularan para ocupar los 577 escaños del Palais Bourbon, con una media de 11,4 aspirantes por sillón. Muchos se presentan sin la menor esperanza, pero lo hacen porque necesitan hacer caja. Estos ingresos se completan con los 41.224 euros que cada diputado elegido en la segunda ronda aporta igualmente a su partido.
Dichas cantidades, sin embargo, son susceptibles de ser muy rebajadas si los beneficiados no cumplen con un decreto de mayo de 2009 que exige paridad en las listas electorales. Cualquier desvío superior al 2% en ese sentido conlleva multas cuantiosas. Y eso afecta el primero al Partido Socialista que, con 305 candidaturas del sexo masculino y 226 del femenino, presenta una desviación del 14,88%. El semanario 'L'Express' ha echado las cuentas y, si este año al PS le correspondían 11,12 millones de euros de ayuda debido a su éxito en las urnas, el Estado le restará 1,39 millones a modo de sanción. Peor lo lleva la formación conservadora Unión por un Movimiento Popular, cuya brecha entre ambos sexos es del 49% (377 candidatos hombres por sólo 129 mujeres). Para la UMP, que debería recibir durante el curso un total de 6,75 millones de euros, la multa de 3,92 millones deja su financiación temblando. Y eso es grave de cara a las próximas elecciones municipales de marzo 2014, ya que estas aportaciones sirven para pagar los gastos internos pero también, sobre todo, para financiar las campañas, cuyas cuentas controla rigurosamente la Commission Nationale des Comptes de Campagne et des Financements Politiques (CNCCFP). Sesión de control al Gobierno en la Asamblea Nacional francesa. | Afp

Alemania: Las cuentas claras - Rosalía Sánchez | Berlín
Los partidos alemanes se financian a través de afiliados y donativos, tanto personas físicas como jurídicas, y sin que haya otro límite que la rendición pública de cuentas. Sólo reciben dinero del Estado para cubrir los gastos electorales y en función de los resultados obtenidos en las urnas por cada uno de ellos.
Están sometidos a un estricto control por parte del Estado, con unas reglas que obligan a los partidos a un comportamiento transparente. Las formaciones políticas alemanas deben rendir cuentas públicamente sobre la procedencia y uso de recursos y patrimonio.
La Ley Fundamental alemana dedica a los partidos su artículo 21, cuyo primer apartado afirma: "Los partidos participan en la formación de la voluntad política del pueblo. Su constitución es libre. Su orden interno debe responder a principios democráticos. Deben rendir cuentas públicas sobre el origen y destino de sus ingresos y patrimonio".

Reino Unido: El tope, 50.000 libras - Carlos Fresneda | Londres
Parlamento Británico. Los partidos políticos en Gran Bretaña tienen tres principales fuentes de financiación: las donaciones particulares, las ayudas estatales y la aportación de sus miembros (cada vez más menguada por la caída vertiginosa de la afiliación política).
Tradicionalmente, el Partido Conservador es el más beneficiado por las donaciones de particulares (que tienen que ser declaradas por encima del equivalente a 5.400 euros). El Partido Laborista ha logrado por su parte de la financiación a través de los sindicatos. En 2006, con Tony Blair como primer ministro, los laboristas se vieron envueltos en el escándalo 'Cash for Honours': decenas de títulos (de 'sir' a 'baronesa') fueron concedidos a otros tantos particulares a cambio de suculentos préstamos para financiar el partido.
Desde entonces ha habido tibias reformas para poner un techo en las donaciones (50.000 libras) y evitar donaciones indirectas en formas de préstamos. Los partidos de la oposición reciben una financiación extra para cubrir los costes administrativos de su actividad parlamentaria. El 'Short Money' fue creado en 1975 en la Cámara de los Comunes y el 'Cranborne Money' en 1996 para la Cámara de los Lores.

Italia: 2.700 millones en 20 años - Irene Hdez. Velasco |
Roma Los partidos políticos en Italia se financian con montañas de dinero público. Se calcula que cada vez que hay elecciones generales se reparten unos 500 millones de euros en concepto de reembolsos electorales, a los que hay que añadir los 200 millones que recaudan con las elecciones regionales y los 230 millones que ingresan con las europeas. Se estima que desde 1994 hasta hoy los partidos italianos han recibido más de 2.700 millones de euros de las arcas del Estado, sin contar los 70 millones anuales destinados a los grupos parlamentarios y los varios millones de dinero público que sirven para mantener los periódicos de los partidos.
Todo ello a pesar de que en abril de 1993 los italianos se pronunciaron por aplastante mayoría en un referendum a favor de derogar la ley que financiaba con fondos de las arcas del Estado a las formaciones políticas. Pero los parlamentarios, sólo ocho meses después de la abolición de las ayudas públicas a los partidos, se encargaron de aprobar una norma que reintroducía la financiación pública a las formaciones políticas.
Las colosales sumas de dinero que se meten en el bolsillo los partidos italianos y los numerosos escándalos de corrupción que los ha sacudido en los últimos meses explican en buena medida el auge que en las elecciones generales de febrero pasado del movimiento 'anti-casta' que lidera Beppe Grillo. Enrico Letta, el nuevo primer ministro italiano, está ahora decidido a que papá Estado deje de mantener a las formaciones políticas italianas. Hace sólo un par de semanas, el pasado 31 de mayo, su consejo de ministros aprobó un proyecto de ley que contempla la abolición gradual de las ayudas públicas a los partidos para acabar definitivamente con ellas en tres años. A partir de entonces serán los ciudadanos los que decidirán voluntariamente y a título individual si quieren o no destinar parte del dinero del Estado a la financiación de los partidos. Lo harán marcando en su declaración de la renta una casilla que, si la señalan, indicará que desean destinar el 0,2% de su contribución a mantener económicamente a los partidos. Se trata de un mecanismo similar al que funciona en España para la Iglesia católica. Pero hasta que no ocurra, muchos no se acaban de creer que los partidos políticos en Italia vayan a dejar de tener financiación pública.

Bélgica: Un máximo de 500 euros por donación - Javier G. Gallego | Bruselas
El escándalo de corrupción política 'Agusta-Dassault', en 1988, abrió el debate en Bélgica sobre la procedencia de los fondos con los que se financiaban los partidos políticos. Hasta aquella fecha, la mayoría de los ingresos procedían de donaciones privadas con escasa transparencia. En 1993 la ley federal de financiación de partidos políticos prohíbe la financiación privada a través personas jurídicas (empresas, asociaciones, etcétera) y limita mucho las donaciones de personas físicas. En concreto un mismo sujeto no puede dar más de 2.000 euros al año a partidos políticos y una formación (o su candidato) no puede recibir más de 500 euros al año procedentes de la misma persona.
Así que las vías de financiación se limitan en gran medida a los fondos públicos, que constituyen el 83% de los ingresos de los partidos políticos, según las estadísticas oficiales. La fórmula para determinar cuánto dinero recibe cada formación depende de varios factores, pero pueden destacarse tres criterios fundamentales: una subvención fija para todos los partidos de 125.000 euros al año, un cantidad proporcional a los votos obtenidos en las elecciones parlamentarias (1,25 euros por voto) y una asignación anual que corresponde a las regiones (Valonia y Flandes) debido a que en Bélgica los partidos políticos están especialmente vinculados con su territorio.
Además existen 'extras' que elevan la factura pública, como una subvención para "costes operativos", entre los que se encuentran los servicios de estudios de los partidos y que pueden alcanzar los 74.000 euros por cada uno de sus miembros. El objetivo inicial al diseñar este modelo de financiación era garantizar cierta igualdad de recursos, aunque la práctica demuestra que sigue habiendo grandes diferencias vinculadas también a la procedencia geográfica de los partidos.
El Mundo
FVA Management - Blog
Félix Velasco

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